El 10 de noviembre de 1985, el lago que le dio fama a Epecuén quedó sumergido bajo el agua. El terraplén defensivo que protegía al pueblo cedió y el lago inundó la villa. La alegría, la cordialidad y el sentido de pertenencia son las carácteristicas que identificaron a cada uno de los residentes de este lugar que agasajaban a cada uno de los turista en temporada. Ayer madre del turismo local, hoy es el atractivo más visitado por turistas. La Villa Epecuén sigue siendo un ícono del turismo. La historia de su inundación en 1985 y su paisaje marcado por la aguas hipermarinas del lago, es escenario de producciones artísticas nacionales e internacionales. Un lugar extremadamente fotogénico, que te conmoverá con su historia de dolor, pero también de resiliencia.
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